Comienza sus estudios de bachillerato. Desde muy temprana
edad manifiesta una gran afición y facilidad para el dibujo.
En el mismo edificio
donde reside la familia, vive el pintor Olasagasti, que les aconseja que el
joven Canogar estudie con el pintor vasco Martiarena.
Pronto se interesa por artistas como Braque, Picasso,
Miró..., de los que oye hablar por primera vez en el taller de Vázquez Díaz.
Junto con Manolo Conde monta un taller de cerámica en El
Escorial, taller que decide abandonar al resultarle incompatible con la
dedicación a la pintura.
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